Hace muchos años, siendo una adolescente, mis padres decidieron venirse aquí desde Extremadura. Para mí el cambio fue duro. Dejaba atrás a mis amigos y amigas y todo lo que me era familiar. Me enfrentaba a lo desconocido. Lo pasé mal.
Aquí todo era distinto (gente nueva, el clima, las costumbres...) pero conocí a personas maravillosas que me ayudaron. Nunca me sentí apartada o rechazada.
Con los años he ido aprendiendo las costumbres, la gastronomía... y ahora las combino con las de mi infancia.
LOREN CUELLAR
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