jueves, 16 de febrero de 2017

LA MASCOTA


-¡¡Tengo miedo!! -Sabía que me estaba prohibido entrar en el coto, pero la curiosidad… 
Cierro los ojos, y ante mí la casa donde vivo. La abuela, sentada en su butaca, me deja posarme sobre su hombro, su mantoncillo es tan suave… Desde arriba, sobre el chinero, contemplo el ir y venir de los niños, sin que me molesten, y vuelvo a mi jaula cuando quiero.
Pio sin cesar. Necesito que me encuentren y volver a casa.
Al mismo tiempo, en la casa, me llaman, me buscan y se inquietan más y más. La noche no tardará en caer. El amo silba esperando que le oiga y acuda. Todos en el barrio conocen a “Currito” y son varios los que quieren encontrarme. 
El gato negro del vecino de arriba se inquieta y bufa ante tanto movimiento inusual. Pero al ser viejo y sabio, después de una mirada displicente, se vuelve de espalda y sigue con su “toilette”.
Ya oscureció. El amo, realista, interrumpe la búsqueda.
 Hace un día que me perdí. Casi no tengo fuerzas. A lo lejos oigo a mi amo. Silba y me llama. ¡No consigo piar! Ignora que estoy aquí. Se aleja. Ya no puedo agarrarme más tiempo a esta rama. Poco a poco me siento caer.¡¡Tengo miedo!!
Durante varios días el amo volvió al coto, sin resultado. Han perdido la esperanza. Hay tristeza en la casa. Nunca más adoptarán otra mascota.

                                                                         J.V.

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