La diversidad se puede ver en los paisajes que contemplamos a lo largo de la vida, la diversidad que ofrece la Naturaleza.
Cuando paseamos por Orduña, por ejemplo, visitando el Santuario de la Virgen de la Antigua, se puede divisar toda la zona y si tenemos suerte y hay niebla, parece un paisaje nevado. Desde el Mirador del Nervión se observa la cascada de agua (de unos 270 metros de altura) que cae abundante en invierno y desaparece con la sequía del verano. Todo un espectáculo.
El propio pueblo de Orduña merece una visita por su casco histórico, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1997, con su estructura medieval y sus antiguas murallas, la Iglesia Parroquial de Santa María de la Asunción (s. XIV-XV), etc.
Hay otro paisaje que nos transporta a nuestros años jóvenes; es el que recordamos cuando subíamos una cuadrilla de amigas al monte de Urkiola para pasar el día. Llevábamos la comida, hasta una paellera enorme para hacer el arroz allá arriba en lo alto.
Después de comer bien y bailar mucho, rodeábamos el santuario y le pedíamos novio o novia (que también pedían los chicos) a San Antonio. No recordamos si el Santo nos hizo caso o no, pero lo que sí tenemos grabado en la memoria son aquellos días tan felices y divertidos que vivimos. Alguna vez al bajar del monte, nos caían grandes chaparrones y llegábamos a coger el tren repleto de gente, como sardinas a remojo, pero no importaba nada porque lo pasábamos tan bien ...
Agustina, Antonia, Carmen S., Carmen A.
Isabel, Manuela, Mercedes
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Participa. Tu opinión nos interesa, pero recuerda que debes ser respetuoso-a con tus comentarios. Los administradores-as podrán eliminar aquellos comentarios que se consideren molestos o inadecuados.